“Trasciende ampliamente los márgenes de una excepción urbanística habitual”.
En medio del debate por la posible instalación de un Maxi Carrefour en la zona norte de la ciudad, la concejala radical Romina Paci se convirtió en una de las voces más firmes dentro del Concejo Deliberante. Su intervención en la última sesión dejó en claro que, para ella, el proyecto trasciende ampliamente los márgenes de una excepción urbanística habitual.
El tratamiento del emprendimiento comercial despertó múltiples cuestionamientos, especialmente desde la bancada de la UCR. Si bien el director de Planeamiento, Javier Hernández, intentó llevar tranquilidad respecto a los posibles efectos sobre el sistema pluvial de la zona –notoriamente vulnerable durante lluvias intensas–, las explicaciones no disiparon las preocupaciones. “Durante tormentas, el caudal crece tanto que los vecinos han debido poner compuertas en sus casas”, alertó su par Diego Camargo.
Pero fue Paci quien llevó el eje del debate más allá de la técnica y puso sobre la mesa el sentido político y urbano de la discusión. En respuesta a los argumentos del concejal oficialista Francisco “Panky” Bompadre, quien sostuvo que el Concejo aprueba excepciones al Código Urbanístico Ambiental (CUA) con frecuencia, ella admitió una coincidencia parcial: “Sí, las excepciones están previstas. Son parte del funcionamiento del Código. Se evalúa caso por caso, dentro de un contexto”.
Sin embargo, su postura se definió con claridad: “Esto no es lo mismo que una excepción común”. Para Paci, el tamaño, el impacto y las implicancias del proyecto ameritan un análisis profundo y diferenciado. Con esa frase, marcó un límite: hay decisiones urbanas que no pueden relativizarse con comparaciones simples.
Lejos de una negativa automática, su enfoque apunta a la responsabilidad institucional frente a un desarrollo que, de aprobarse sin una evaluación exhaustiva, podría comprometer el equilibrio urbano de un sector ya sensible.
Mientras el oficialismo insiste en minimizar la polémica y relativizar las críticas –incluso las del Colegio de Arquitectos–, Romina Paci exige más que tecnicismos: exige visión, coherencia normativa y compromiso con el entorno y los vecinos.