Homenaje a Manu Ginóbili y al básquet argentino.

Emotivo homenaje al deportista argentino que cambió la forma de jugar al básquet.

SAN ANTONIO, Estados Unidos.- Los custodian, los miman y todos aquí están atentos para complacerlos. Se acercan asistentes de la franquicia a cada integrante de la Generación Dorada que participó en la ceremonia del retiro de la camiseta de Manu Ginóbili . Pero no se trató de solamente homenajear a la leyenda. En el aire quedó algo más. Porque la dinastía se creó con la convicción de que uno solo no es todo. Lo que cuenta es eso: el todo.

El 20 de la camiseta es un número. Importante, claro, pero nada habría sido posible sin una estructura. Es el bahiense quien ganó los cuatro anillos de campeón y agregó al mapa de la NBA un territorio que desconocían todos por estas tierras: el de la Argentina. Pero en definitiva, la liturgia que San Antonio organizó no se trató meramente de un homenaje a un jugador: fue un reconocimiento al básquetbol celeste y blanco. A la Generación Dorada.

Y en el descanso largo de la victoria sobre Cleveland (116-110) hubo una reunión de siete notables exasquetbolistas albielestes que contaron anécdotas sobre Manu. En Estados Unidos y en español. Sí, en español. Luis Scola, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Alejandro Montecchia, Pablo Prigioni, Pepe Sánchez y Gabriel Fernández estaban en el centro del campo, con el símbolo de Spurs como plataforma. Una muestra del respeto gigante que la NBA tiene a ese grupo de jugadores, por la forma en la que hicieron las cosas. Un mensaje de una carga aun más fuerte que la del retiro de una camiseta. Tácitamente se señaló que se debe evitar el individualismo que tantas veces domina a este deporte. Supo decir LeBron James en la final de 2014, cuando San Antonio aplastó a Miami: "Ellos mostraron cómo se juega al básquetbol". Spurs respiró básquetbol argentino desde el desembarco de Manu.

Los estadounidenses son los que mejor juegan a esto, pero por algún motivo, en un país del que ni siquiera tenían referencias hace 20 años, se gestó una forma diferente de interpretar el deporte que ellos creían conocer mejor que nadie. Una manera que permitió que un equipo que se sabía inferior doblegara a otro con fama de invencible. Un grupo que consiguió imponerse al orden establecido. Logró lo imposible. Les torció el brazo a los que daban miedo, aquellos ante quienes la aspiración máxima era sacarse una foto junto a ellos.

¿Cómo reaccionó el básquetbol estadounidense a esa situación? Se acercó al nuevo modelo. Estudió a los ejecutores. Varios equipos tomaron la fórmula argentina y trasladaron ese estilo a la NBA. A veces; una jugada; a veces, un concepto. El propio Gregg Popovich convocó a una reunión a Julio Lamas, por entonces seleccionador de la Argentina, para charlar de varios temas, pero en especial para saber cómo se pasaba la pelota ese equipo. Le parecía un estilo fascinante.

Aquel grupo dejó muchas marcas y cada uno de sus componentes mostró de qué se trata cumplir un rol. Como sucedió con Manu y la aceptación a ser sexto hombre. Al principio no le gustó, pero el bahiense entendió que eso potenciaba al conjunto. Hoy muchos replican esa estrategia, la de ubicar a una estrella entre los suplentes.

Nada es casual, dijo Ginóbili en su discurso. No fue solamente él: fue el equipo. Y cuando Popovich habló sobre su hijo deportivo, el entrenador más respetado de la NBA y del básquetbol exaltó la conquista de la medalla dorada olímpica en Atenas 2004: "Fue uno de los mejores equipos que vi en mi vida".

La esencia de la Generación Dorada siempre fue ese espíritu grupal. Manu Ginóbili no se habría permitido de ninguna manera un acto para una sola persona. Necesitó rodearse por sus compañeros de siempre. Y por eso la organización, tras la ceremonia en la que la camiseta 20 quedó fija en lo más alto del AT&T Center, realizó una cena de gala a la que los compañeros de Manu de la Generación Dorada estaban invitados. Esa era la intención de la franquicia: que su leyenda estuviese junto a la gente con la que más disfrutó el básquetbol. Y entonces volvieron los mimos de Popovich a esos chicos que patearon el tablero del planeta del básquetbol.

El 28 de marzo de 2019 será recordado como el día en que se retiró la camiseta de Ginóbili, pero también como aquel en que San Antonio, con la NBA como cómplice, se rindió una vez más frente al equipo más importante de la historia del deporte argentino.

Por: Diego Morini