La crisis de Brasil alejó aún más a Mauricio Macri del eje bolivariano y de Dilma Rousseff. El gobierno no cree que el impeachment que empezó a moldear la cámara de diputados de Brasil sea un golpe de Estado.
Por el contrario, el presidente argentino está convencido de que hay un procedimiento institucional en marcha dentro de los parámetros democráticos y no hará nada para oponerse a ese planteo. Macri expresó su solidaridad a Rousseff en un diálogo telefónico muy protocolar y por medio de la canciller Susana Malcorra le manifestó su apoyo. No habrá más gestos que esos y tampoco ello lo habilitó a compartir la idea de un golpe de estado como la misma presidenta de Brasil denunció. Nada más lejano a eso desde la óptica de la argentina actual. Habrá solidaridad pero no complicidad ideológica, aseguran en la Casa Rosada.-
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