Leer es vivir

En ocasión de recibir el Premio Nobel de Literatura, el escritor peruano Mario Vargas Llosa dijo una frase sincera y muy expresiva: "Aprender a leer fue lo más importante que me pasó".

El contenido es simple, el significado se expande en la medida en que pensamos que quien lo formuló es uno de los mejores hombres de letras nacidos en nuestro continente. Es digno de señalarse que, en el acto inaugural de un reciente seminario en Madrid sobre el tema "Cultura, ideas y libertad", el presidente Mariano Rajoy, al aludir a los méritos de Vargas Llosa, destacó que éste "supo revelar la verdad en el corazón de la mentira impuesta". Un poco más adelante dio acabamiento al elogio del premio Nobel al decir que representaba "la mayor de las lealtades literarias que la causa de la libertad ha recibido en los últimos 80 años", tiempo en que se guió por tres principios rectores: "la verdad en los conceptos, la propiedad en el lenguaje y el rigor en las formas". Sabemos que la arquitectura del conocimiento se funda en saber hablar, leer y escribir. Sobre esas bases es posible la construcción del aprendizaje, el desarrollo del pensamiento, el intercambio de la información, la disipación de la ignorancia. Mucho más se hace posible a medida que se avanza en esos logros: la expansión del conocimiento de la realidad a través del avance científico, o la producción de material imaginario, a través de la composición literaria.