A propósito del 50 aniversario de la constitución de la Franja Morada

Por Marcos Cuelle

Uno de los pasajes más puros de nuestra militancia política, se identifica con la militancia universitaria en la Agrupación Nacional Reformista Franja Morada, para nosotros, simplemente La Franja. Durante ésta etapa, hacer lo políticamente incorrecto según la mirada de algunos, nos daba la pauta de que estábamos en el camino correcto, porque la ética de nuestras convicciones estaba por encima de la ética de nuestras responsabilidades y es lo que con el pasar del tiempo uno busca siempre preservar.
En la década del 90, nuestra actividad gremial-estudiantil iba en consonancia con la actividad política, y alimentábamos nuestros sueños y utopías contraponiéndolos frente al neoliberalismo del menemato.
La Franja Regional La Pampa se transformó así, en el semillero de muchas y muchos, que se fueron fogueando tanto en la formación de un pensamiento político y crítico, como en la acción política. Era el espacio donde no se necesitaba ni plata, ni un apellido para hacer política, solo bastaban las convicciones de querer cambiar la realidad o, mejor dicho, preservar intactos los pilares de la Reforma del 18.
Defender la educación pública y gratuita se transformó en nuestra bandera más alta y más inmediata. El camino no estuvo exento de errores y desaciertos, pero solo bastaba el agradecimiento de un compañero o compañera para levantar nuevamente la cabeza y seguir pechando con más fuerza.
Para nuestra generación, La Franja fue la etapa en la que se militaba simplemente por la camiseta, por los ideales, sin esperar nada a cambio, sin deberle favores políticos a ningún dirigente, más allá de si nos identificábamos a nivel nacional con la Corriente de Opinión Nacional, El Ateneo del Centenario, o el Movimiento para la Democracia Social; o con alguna de las líneas internas del radicalismo dentro de la provincia.
Volver a recordar todo lo vivido durante esos años en nuestra querida Casa de Altos Estudios son diapositivas que reproducen las clases públicas, las asambleas, las marchas, las tomas de la Universidad, los recitales, otra vez las marchas, los congresos, las clases de apoyo en un barrio, las tareas de extensión universitaria, y más marchas para seguir llevando el palo, porque lo importante era y es la bandera.
Muchas y muchos militantes de nuestra generación hoy son importantes profesionales, otros quedaron en el camino. Entre éstos últimos me cuento, y la pregunta es cada vez más recurrente ¿Qué haría si hoy tuviera la posibilidad de iniciar de cero la vida universitaria? Y la respuesta tiene una justa sentencia... volvería a transitar cada milímetro del camino una y mil veces, porque ser de Franja es mucho más que bregar por la educación pública, gratuita y de calidad, es un dogma ideológico con el que comulgan los idealistas que conciben la política como herramienta de transformación social.