“The Nine”.

La conmovedora historia de nueve mujeres que huyeron de los nazis mientras las evacuaban de Ravensbrück.

La escritora Gwen Strauss reconstruyó la vida de un grupo de combatientes de la resistencia francesa detenidas y torturadas por la Gestapo, que lograron escaparse de la marcha de la muerte que siguió al desmantelamiento del campo de concentración por el que pasaron alrededor de 123.000 mujeres y niños y unos 20.000 hombres
Por Ravensbrück pasaron aproximadamente 123.000 mujeres y niños y unos 20.000 hombres.
El día anterior, cuando una mujer había hecho exactamente lo mismo, los SS dispararon una ráfaga de ametralladora contra el grupo donde ella estaba. Por eso todas las detenidas que marchaban con zuecos o descalzas, desde el campo de Ravensbrück hacia la nada, forzadas a desalojar el lugar porque los nazis comenzaban a ocultar su barbarie ante la inminente derrota, se aterraron cuando la vieron salirse de la fila, arrojarse sobre un sembrado de colza y comerse unas flores.
Sin embargo, nada sucedió.
Nadie pareció haberla visto.
—¡Es ahora! —dijo Hélène a Jacky.
—Pero íbamos a esperar hasta que oscureciera.
—¿No ven? ¡No hay guardias!
—Es nuestra mejor oportunidad —dijo Zinka mientras le tomaba la mano a Zaza.
Otras mujeres comían flores con desesperación; en cambio, Hélène, Jacky, Zinka, Zaza, Nicole, Lon, Guigui, Josée y Mena saltaron ordenada y disimuladamente, una tras otra, a una zanja. Se quedaron allí, atrincheradas, inmóviles como los tantos cadáveres que habían visto mientras caminaban, hasta que la interminable fila de prisioneras se extinguió en el horizonte. Entonces las Nueve —como se llama el libro de Gwen Strauss, The Nine, que cuenta el increíble escape de estas mujeres de la marcha de exterminio tras el cierre del campo de Ravensbrück— salieron de la acequia y se acostaron sobre las flores, demasiado agotadas para siquiera llevárselas a la boca. Miraron al cielo y se rieron.
“¡Lo habían logrado! ¡Se habían escapado!”, escribió Strauss.

“Pero ahora se hallaban en el medio de Sajonia y enfrentaban a pobladores alemanes asustados y hostiles, SS furiosos en plena huida, el ejército ruso y los bombarderos de los aliados sobre sus cabezas”, recordó. “Los estadounidenses estaban cerca, en algún lugar, esperaban. Tenían que encontrar a los estadounidenses o morir en el intento”.
The Nine cuenta la historia de la tía abuela política de Strauss, Hélène Podliasky, y otras ocho mujeres de la resistencia francesa (Jacqueline Aubéry du Boulley, Renée Lebon Châtenay, Suzanne Maudet, Nicole Clarence, Madelon Verstijnen, Guillemette Daendels, Joséphine Bordanava e Yvonne Le Guillou) que, por la intensidad que la Segunda Guerra Mundial dio a su vínculo, se ayudaron entre sí a sobrevivir al campo y escapar de la marcha de la muerte en abril de 1945. Luego de casi 10 días de huida por las líneas del frente, lograron encontrar a un grupo de soldados estadounidenses.
Hélène tenía 24 años cuando fue arrestada; las demás, entre 22 y 29. Eran seis francesas, dos holandesas y una española; dos provenían de familias judías y no lo habían revelado en Ravensbrück, para evitar males mayores que las atrocidades que ya les tocaban como detenidas políticas. Sólo dos estaban casadas y una de ellas había dado a luz una niña, a la que llamó Francia, en una cárcel; la niña le fue quitada por la policía francesa a los 18 días y creyó, hasta que Strauss la encontró, a los 70 años, que su madre la había abandonado. Zinka, en realidad, llevó consigo una única posesión durante su huida: la foto minúscula de la cara de su bebé.
Según las fuentes la cantidad de muertes en Ravensbrück oscila en 40.000 personas o podría llegar a 90.000. Esa cifra no cuenta lo que sucedió en los últimos meses, ni las mujeres gaseadas en camiones, ni los niños que al comienzo se ahogaban en un balde tras nacer.
Según las fuentes la cantidad de muertes en Ravensbrück oscila en 40.000 personas o podría llegar a 90.000. Esa cifra no cuenta lo que sucedió en los últimos meses, ni las mujeres gaseadas en camiones, ni los niños que al comienzo se ahogaban en un balde tras nacer.
Estas mujeres de la resistencia francesa contrabandearon armas por toda Europa, alojaron figuras importantes que escapaban de los nazis, facilitaron las comunicaciones entre las regiones y escondieron a niños perseguidos por ser judíos. “Se sabe que muchas de las personas que trabajaron para la maquinaria nazi dijeron ‘Yo sólo cumplía órdenes’. Bueno, pero contra eso tenemos gente que hizo lo que tuvo que hacer para salvar a otro”, dijo Strauss
(Por Gabriela Esquivada. Inobae)