El acuerdo Mercosur-Unión Europea abre una nueva etapa para el agro.

Para el Gobierno se potenciarán las economías regionales.

Por motivos políticos o económicos, el Mercosur vivió durante muchos años una siesta proteccionista de la que ahora parece despertarse. El acuerdo de "asociación estratégica" que el bloque regional firmó con la Unión Europea (UE) hace poco más de una semana en Bruselas le ofrece a la agroindustria la oportunidad de dar un salto de calidad en términos de exportaciones e inserción internacional, según coinciden en afirmar empresarios, especialistas y funcionarios que participaron de las negociaciones.
Hay un dato simple que explica el optimismo: de los US$9200 millones que la Argentina le exporta a la UE, el 63% proviene de la agroindustria. Y el acuerdo prevé la liberalización del 99% de las importaciones agrícolas originarias del Mercosur. Un 81,7% tendrá aranceles cero y un 17,7% con cuotas o preferencias fijas. La apertura no será inmediata. Se calcula que comenzará en dos años y luego será progresiva de acuerdo al tipo de productos.
Fernando Vilella, director del programa de Bioeconomía de la Fauba, cree que el acuerdo es positivo porque le permitirá al Mercosur ingresar en mejores condiciones a un mercado de 500 millones de habitantes con un PBI per cápita promedio de US$36.000. "Es una oportunidad para que las pymes puedan ofrecer productos diferenciados", sostiene.

Otro aspecto para explorar, añade, son las asociaciones con empresas europeas. "En el Mercosur hay capacidad y experiencia para generar biomasa y desarrollar recursos naturales y en la UE para la creación de marcas", destaca. Esa combinación -explica- es favorable para ingresar en terceros mercados, como los de Asia.
Para la carne del Mercosur habrá una cuota de 99.000 toneladas En tanto, Luis Miguel Etchevehere, secretario de Gobierno de Agroindustria, dice que en las negociaciones se tuvieron en cuenta las sensibilidades de sectores que pueden ser afectados por la competencia. "Algunos productos, como las aceitunas, fueron excluidos de la liberalización y otros, como el aceite de oliva, tienen plazos de reducción arancelaria muy extensos", indica.
"El acuerdo va a ser propicio para hacer joint ventures para acceder a terceros mercados", afirma el funcionario. Para Etchevehere, el acuerdo UE-Mercosur se complementará con otras aperturas de mercados. Cita, como ejemplo, el reciente protocolo sanitario con China, por el cual el país asiático acepta como válido el sistema de auditoría y control del Senasa en cuatro carnes -bovina, porcina, aviar y ovina. "Lo hizo solo con la Argentina", destaca.
En términos de política comercial, el secretario de Gobierno de Agroindustria, señala que el acuerdo UE-Mercosur es una plataforma que servirá para avanzar en otras negociaciones con Canadá, Corea del Sur y los países europeos que no integran la UE (Suiza, Noruega y Suecia, entre otros). "Antes decíamos que estábamos en desventaja con Chile porque ellos tenían firmados más acuerdos que nosotros; eso se va a terminar" señala.

La secretaria de Comercio Exterior, Marisa Bircher, destaca que se logró "cerrar un proceso negociador de 20 años en el que transcurrieron distintos ciclos políticos". Para la funcionaria "es un momento muy especial para la Argentina, que está dando pasos firmes para integrarse al mundo, siendo conscientes de nuestra realidad y de que podemos salir a buscar nuevos mercados".
Mercosur excluyó algunos productos sensibles del acuerdo
Bircher, que fue una de las negociadoras principales del Gobierno, cree que el país tiene mucho potencial para desarrollar su capacidad exportadora en el mercado europeo como recientemente ocurrió con el cumplimiento al 100% de la cuota Hilton. El acuerdo, además, impulsa a las pymes a "ser más competitivas e integrarse en cadenas globales de valor", dice.
En tanto, el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Gerardo Díaz Beltrán, sostiene que el acuerdo representa una oportunidad para acceder a un mercado de 500 millones de habitantes. No obstante, considera que hay que estar atentos a la "letra chica" de lo firmado en Bruselas y cree que el Gobierno "va a tener que hacer lo suyo". Opina que tienen que discutirse las retenciones y el otorgamiento de créditos a tasas convenientes a sectores que tendrán que reconvertirse.